Origen del juego de pelota maya
Origen del juego
A finales de los 90, en un sitio llamado “Manatí”, los arqueólogos encontraron los restos de 5 balas de goma. Estos fueron encontrados en el sitio donde los sacerdotes olmecas hacían ofrendas a los dioses. Las pruebas de 14C mostraron que los objetos tenían más de 3500 años.
El campo
El juego de pelota maya fue jugado, con variaciones, por la mayoría de los pueblos que vivían desde el sur de México hasta el norte de Nicaragua, inclusive.
En el caso de los mayas, en la antigua ciudad de Tikal, ubicada en Petén, hay siete campos. En México, las antiguas ciudades de Chichén Itzá y Monte Albán son las más grandes.
Los campos eran conocidos como “Hom”, que en quiché maya significa “engullido”. Este término se refiere a la corte “mítica” de Xibalbá, donde los gemelos jugaban con los señores del inframundo.
La estructura arquitectónica de estos es muy variada, sin embargo, predominan los que tienen forma de I o H mayúscula.
La Bola
Conocida como oliquahitl ok’iq, su diámetro variaba de veinticinco a treinta centímetros de diámetro y su peso, de uno y medio a tres kilogramos. A diferencia de las balas de hoy, la bala maya no tenía aire en el interior.
Jugar trajes
La gran cantidad de estatuillas encontradas, que hacen referencia a jugadores de pelota, permite establecer que utilizaron, además de diferentes tipos de tocados y pinturas rituales, protectores en las caderas, antebrazos y rodillas.
Símbolos y sacrificios
El juego era un ritual religioso que conmemoraba la victoria de las fuerzas de la luz sobre las tinieblas y de la vida sobre la muerte. Al hacerlo, los mayas entendieron que este orden cósmico estaba asegurado. Por tanto, era necesario jugar a un juego de pelota para asegurar la fertilidad de la tierra, en tiempos de escasez.